¡Jesús prometió volver! Cuando estaba por regresar al cielo, prometió a sus discípulos que volvería a la tierra. ¿Es esto una buena noticia?
Muchos imaginan que ese día será catastrófico porque lo relacionan con el fin del mundo, y, en vez de gozo, tienen miedo. Pero en esto no debemos equivocarnos. Jesús mismo dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. (Juan 14:1-3).
Pues bien, si dice que nuestro corazón no debiera turbarse es porque no quiere que tengamos miedo de su venida. ¿Qué padre amoroso que ha estado ausente se sentiría feliz de saber que sus hijos tienen miedo de su regreso? Ninguno. La Escritura dice que debiéramos estar “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13). ¿Por qué razón entonces debiéramos estar felices? Porque Jesús viene para llevarnos con él. En ese día el Señor “enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo” (Marcos 13:27).
Pero ¿acaso no será ese día un día de juicio también? Sí, lo será, pero ese juicio será solo para poner fin a la maldad y el pecado. En visión profética, Judas declaró: “He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él” (Judas 1:14-15).
La buena noticia, entonces, es que con la venida de Cristo comienza el fin definitivo del pecado y de la maldad, ¿y quién no quiere eso? Que se acabe esta historia de miseria y de dolor debiera ser el anhelo de cada ser humano que mora en este planeta. Aún los malos debieran desearlo. ¿Quién quiere vivir en un mundo donde la maldad y el dolor son más grandes cada día? Por otra parte, los que sean salvos tendrán un día de gloriosas recompensas (Romanos 2:6-7).
Finalmente, con la venida de Cristo viene algo sumamente maravilloso. El apóstol Pedro declaró: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13-14). Tendremos entonces un mejor lugar para vivir.
Si bien la creación de un cielo y una tierra nueva no se cumplirá de manera inmediata, (porque primero viviremos y reinaremos con Cristo mil años en el cielo según Apocalipsis 20:6), al final de esos mil años, el apóstol Juan dice: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva… Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios… Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres… Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. (Apocalipsis 21:1-4).
“Por lo cual, oh amados —dice Pedro—, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:14).
Espéralo tú también. Esta promesa también es para ti.
📝 JESÚS VOLVERÁ A LA TIERRA, ¿PARA QUÉ?
✍️ Escrito por: Dr. Lemuel Olán
🎓 Docente en la Facultad de Teología de la Universidad de Navojoa (UNAV)
🔗 Más información: unav.edu.mx